La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y es precisamente su característica de actuar como protección contra el calor, la luz, las lesiones y las infecciones que hace que se la deba cuidar de esos factores externos, así como de los efectos del paso del tiempo. Qué procedimientos existen y cuáles son los beneficios de cada uno
El primer paso es la consulta con el dermatólogo, realizar un examen personalizado. Antes de decidir qué tipo de peeling se va a recomendar, hay que evaluar en cada paciente el tipo de piel, si está dañada por factores ambientales, si presenta manchas, si es hipersensible, si tiene acné, si por sus actividades cotidianas está muy expuesta al sol, entre otros factores. No es necesario presentar una patología para realizar este tratamiento. La mayoría de las veces se realiza para mantener la belleza en pieles sanas.
Un peeling es un procedimiento que actúa exfoliando las células muertas de la piel y dejando al descubierto las células nuevas que constituyen la piel fresca que se encontraba debajo de la capa de piel envejecida -detalló Demarchi-. Esta técnica consiste en aplicar diferentes ácidos y en distintas concentraciones, de acuerdo a una serie de variables que son tan amplias que sólo el dermatólogo está en condiciones de considerar. Se trata de sustancias cuidadosamente seleccionadas según cada caso específico, logrando una renovación de las capas superficiales de la pie.