El ácido hialurónico es un producto inocuo para el organismo. Lo tenemos dentro del cuerpo humano en nuestras articulaciones, cartílagos y en la piel. Debido a ello, es muy raro que se produzcan alergias cuando realizamos este tipo de tratamientos. Su propiedad principal es aumentar el volumen, dar elasticidad a la piel e hidratarla.
El ácido hialurónico es una sustancia natural que está presente en nuestro cuerpo de forma habitual. Para disminuir su pérdida progresiva, que se genera con el paso del tiempo, es posible aportar de forma externa ácido hialurónico mediante microinyecciones en dermis. Como resultado, se obtendrá una piel más hidratada, se podrán elimiar arrugas y reponer el volume perdido.
Además también se puede emplear en el tratamiento de las cicatrices atróficas tales como: acné, varicela, quirúrgicas o traumáticas ya que les aportará el volumen perdido en el tejido dérmico cicatricial.
Una de las principals cualidades del ácido hialurónico es que su efecto es inmediato ya que produce un aumento de la densidad de la dermis en el mismo momento de la aplicación, por lo que el beneficio se nota al instante. Además, durante las dos semanas posteriores al procedimiento el material va absorbiendo el agua del tejido, por lo que durante este periodo se aprecia una mejoría adicional al resultado inmediato.
En términos generales, la duración del ácido hialurónico es de entre 6 – 18 meses. Existen distintos factores que hacen que el margen de duración sea tan amplio. Entre los más importantes están la densidad del producto empleado, la zona de aplicación y el ritmo del metabolismo de degradación del paciente. De cualquier manera, y dado que la reabsorción no es brusca sino que se produce de manera progresiva la pérdida del efecto se produce lentamente.